lunes, 22 de noviembre de 2010

Santa Teresa- Costa Rica

Es curioso como una brisa puede traer en el aire una fragancia, como la puede hacer viajar por kilómetros, 
por fronteras, 
por países, 
por culturas, 
por playas, 
por personas, 
y emociones.  

La fragancia tiene una risa, 
una actitud,
un movimiento,
una historia, 
un nombre y un apellido. 

Ese perfume puede olerse en el ambiente, dejando una cálida sensación de compañía. 

Pero de esos compañeros invisibles que permiten que uno los lleve en cada paso, en la mochila o envueltos en el papel que guardo en mi bolsillo.

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